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Vuelta al mundo en velero: Lanzarote - Gran Canaria - Tenerife - Cabo Verde!!!

Durante los días restantes del mes de Diciembre, y principios de Enero nos dedicamos principalmente a realizar labores de mantenimiento y de puesta a punto del barco para seguir la ruta del cruce del Atlántico.


Paralelamente, también vamos bajando poco a poco el barco desde Lanzarote hasta Tenerife y haciendo mención especial a nuestra escala en Gran Canaria para resguardarnos de un temporal que se esperaba en los próximos dos días.


Ya os adelantamos que en este post, relatamos como el barco parece enfadado o molesto con nosotros, y nos da bastate "guerra" hasta que llegamos a Cabo verde: lo mas duro y difícil que hemos pasado hasta ahora, y que cruzar el Atlántico en sí fue tan fácil que creíamos tocar el cielo con los dedos...


Llegamos al puerto de Gran Canaria a las 22:30h con 30 nudos del norte y bastante expectantes, pues llevábamos todo el mes anterior intentando contactar con este puerto vía email, teléfono y radio para avisar de nuestra llegada sin conseguir respuesta alguna por parte del puerto en ningún momento.

Así que decidimos "colarnos", ya que ni siquiera hay contestación por el canal de radio, y a pesar de que los hemos oído hablar entre ellos minutos antes de entrar por la bocana del puerto. Por suerte, los puertos deportivos no son como los parkings, no tienen barreras ni puertas. Entramos sin tocar la puerta, pero haciendo bastante bulto, pues no vamos con un vela ligera, damos una primera vuelta de expedición y enseguida vemos tal saturación de barcos, que hasta en la gasolinera hay veleros abarloados en doble fila los unos a los otros... Peeero, tenemos suerte y conseguimos encontrar un sitio como para aparcar un camión... un amarre libre de 10 metros de manga y situado entre dos veleros de 70 pies. No lo dudamos y allá que vamos!!! Nos metemos con bastante viento y cuando estamos en línea y con la popa en el pantalán, nos damos cuenta que no hay muerto ninguno, y que posiblemente las cadenas que hemos visto en los 2 veleros que nos franquean... son sus cadenas de fondeo!. Estos han amarrado usando sus anclas como muertos. La maniobra de entrada y amarre por popa fue perfecta, hasta que justo vino una ráfaga de viento cuando nos disponíamos a controlar la proa que nos llevó hacia el barco que teníamos a nuestro babor, y para nuestra sorpresa, antes de que le golpeáramos, aparecen veloces sus moradores a "echarnos un cabo". Enseguida y sin apenas mediar palabra, desde ambos barcos nos largaron amarras para ayudarnos a sujetar nuestra proa con la suya, e invitándonos a que amarráramos nuestro barco de esa manera y sin necesidad de que nosotros largáramos el ancla como habían tenido que hacer ellos. Una vez ajustado todo, hablamos con nuestros nuevos vecinos, primero pidiendo disculpas por nuestra escandalosa entrada y segundo agradeciendo un recibimiento con tanta solidaridad, entonces nos cuentan que ellos llegaron poco antes en la misma situación que nosotros y que están de "okupas", sin que ningún personal de la marina se haya acercado, pues es festivo y hasta el lunes no abrirán las oficinas de la marina, así que no habían podido hacer otra cosa mas que lo mismo que habíamos hecho nosotros mismos.


Al día siguiente, oímos el típico "toc toc" en el casco, la voz de alguien que pronuncia el nombre de tu barco, acompañado del ruido de una motora. Nos asomamos y ... aleluya!! es un marinero!!. "Que hace usted aquí?" Tras una introducción no muy esperanzadora, según nuestro visitante "mal empezamos!!" y mas blablabla.. conseguimos convencerlo de nuestra intención, y que solo necesitamos resguardo para pocos días y pasar el temporal y que por supuesto nuestra intención es pagar.

Pasados los dos días, cuando abren la oficina, conseguimos ver cual es el problema: Un puerto enorme y con muy poco personal. El teléfono no para de sonar mientras la persona que nos atiende, ni se inmuta, mas que habituado a oirlo como el que oye pájaros al amanecer. Al parecer hay algún problema de tipo laboral u organizativo, y cuando nos dicen el importe del amarre, detectamos otro: podemos tener estar amarrados 3 días allí por el precio que cuesta 1 día en algunos puertos del litoral Mediterráneo. Para nosotros es genial, pero me da pena esta gente que no da a basto.

Si alguien quiere recalar en este puerto, le aconsejamos que lo haga con 6 meses de antelación, y que use todos los medios posibles para contactarlos. O si va con mas prisa, se busque otro en otro lado de la isla, u otro en otra isla


Aquí pasamos estos días aprovechando a seguir preparando el barco mientras esperábamos que pasara el temporal que azotaba a todas las Islas Canarias.

El lunes 8 de Enero, pasamos por las oficinas de la marina, saldamos cuentas, y a las 9:00h zarpamos bordeando el sur de la Isla de Gran Canaria y con rumbo a la Marina San Miguel (Tenerife). La ruta directa, es hacer norte y enseguida oeste, bordeando Gran canaria por su norte. Pero esto nos lleva a recibir el mar de proa durante un rato y luego de través y fuerte durante todo el día. La otra opción, es costear al sur de la isla, resguardándose a su socaire, para a media tarde, asomarse ya al canal entre el sur de Gran Canaria y Tenerife, cuando la ola y el mar en general hayan bajado algo. Así pues, decidimos tomar la segunda opción.

En torno a las 22:30h, entrando ya en la bocana del puerto de San Miguel, nos damos cuenta de que con nuestro rumbo, ENE, solo vemos la luz verde de entrada. Ésta se sitúa en la típica torre, encima del espolón de entrada. Le guardamos un respeto, y al doblar para meternos, vemos una boya con una luz roja, pegada a la verde. Dudamos, no puede ser que nos tengamos que meter por ahí, vamos a tocar con las piedras del espolón... Pensando eso, nos llama el marinero de guardia por la radio, unos segundos mas, una distracción mas y... nos damos cuenta que estamos fuera del canal cerca de unas rocas, damos marcha atrás, pero "pun"... damos con unos bajos. El golpe es a muy poca velocidad, pero tras el desconcierto, comprobamos que seguimos teniendo maniobra y propulsión, además no parece haber sido grave así que continuamos hacia la entrada. Pero dentro ya del puerto, iniciando la maniobra de atraque, el motor de repente se nos para, quedando atravesados en medio de todo el canal del puerto. Con pericia y algo de fortuna, usando el ultimo impulso que nos dejo nuestro propulsor antes de fallecer, conseguimos llegar al lado del único sitio que vemos libre, abarloándonos como en un derrape en el que encajas 15 metros de eslora sobre un hueco de 18 metros, franqueado en un lado por el bauprés que sobresale de una goleta de madera de 2 palos, quedando su extremo a 2 metros de nuestro stay . Esta vez, el vecino al que nos abarloamos, al que vemos que esta en casa, ni se inmuta, y eso que no tiene ni una defensa... Algunas veces pensamos que en esto de la náutica hay gente que esta esperando el próximo rallón para pintarse todo el costado.


Cuando MA se tira al agua para bucear el barco por debajo, y ver exactamente las consecuencias de nuestro toque, ve, que tenemos parte de la pala del timón partida por debajo del codastre y un golpe en la orza, así que gestionamos todo lo antes posible para que no afectara y no retrasara en la mayor parte de lo posible nuestro viaje del cruce del Atlántico. Enseguida conseguimos que nos visite Marc, que es mecánico, y nos comenta que de nuestro deposito de gasoil viene agua salada... es decir, tenemos una fisura en la orza, que es donde se sitúa nuestro deposito de combustible.


Con ayuda de uno de los tripulantes, que vive y trabaja en Tenerife, se nos facilita el contacto con los profesionales mas recomendados para realizar estas reparaciones. A pesar de que nos aseguran de que en una semana el barco estará reparado y de nuevo en el agua, este retraso, supone desgraciadamente para la tripulación del cruce del Atlántico, una incompatibilidad de fechas con compromisos laborales, familiares y de diversa índole, por lo que a pesar de no anular nuestro viaje en ningún momento y con la intención de seguir adelante, cada uno de los tripulantes decide cordialmente anular su viaje del viaje del cruce del Atlántico.


Aunque en cada travesía que se realiza, nuestra motivación, objetivo e ilusión es compartir y hacer mas accesible el mar a la gente que así lo desea, esta vez no podrá ser... pero a pesar de esta nueva situación, No perdemos ni un solo minuto, seguimos nuestro rumbo y no contemplamos en ningún momento suspender el viaje, pues creemos encuentrarnos totalmente capacitados para realizar esta singladura los dos solos, la cual significa hacer realidad un sueño por el que los llevan trabajando duro y a diario codo con codo, desde hace mas de cuatros años: el sueño de cruzar el Atlántico... Lo hacen cientos de personas todos los años... Algunos solos, otros en familia con niños, en pareja y frecuentemente con barcos mas pequeños, seguramente peor equipados y otros con tripulación menos preparada.


Al día siguiente por la mañana, el Martes 9 de Enero, y gracias a la buena gestión del varadero de AMARILLA GOLF&MARINA en Tenerife, de inmediato empiezan las labores de reparación. El Miércoles 10 de Enero, sacan el barco del agua y prosiguen con el trabajo, y el Viernes 19 de Enero, echan el barco al agua de nuevo con todas las reparaciones perfectamente acabadas. Impecable trabajo realizado por http://marinesurtenerife.com/ DAEMEN YACHT SERVICE en el motor, CHYA SUMINISTROS INDUSTRIALES en la orza, y en la pala del timón, totalmente recomendables al sur de Tenerife.


En el último momento, uno de lo tripulantes del cruce del Atlántico, el cual a partir de ahora llamaremos "J", nos comunica la feliz noticia de que finalmente ha podido modificar las fechas de sus vacaciones en el trabajo y logrado coordinación también con la familia, y que esta encantado de incorporarse a lo largo de esa semana en Tenerife para acompañarnos en nuestro viaje. "J" es un conocido investigador a nivel mundial en su sector, por lo que prefiere conservar el anonimato y nos pide no dar mas datos ni publicar fotos sobre su persona.


El Sábado 20 de Enero nos dedicamos los tres a poner el barco a son de mar, y al día siguiente, un soleado Domingo 21 de Enero a las 9:20h, zarpamos desde la Marina San Miguel con rumbo SSE a Cabo Verde, vientos del Noreste de 15 nudos y unas "tímidas olas" de apenas 2 metros.

Durante los próximos días y durante gran parte de la travesía, la meteorología no puede ser mejor, cualquiera diría que la hemos contratado a capricho!. Se mantiene soleado, y el viento y la ola van aumentando progresivamente según vamos bajando mas al sur, hasta que los últimos días, llegamos a alcanzar 25 nudos de viento del Noreste y unas maravillosas olas atlánticas de mas de 5 metros, las cuales se tornan perfectamente formadas... "No he visto olas mas preciosas en mi vida... es como si fuéramos en una cinta transportadora a toda velocidad!!!" comenta Mónica.


Además durante toda esta singladura tenemos apoyo desde tierra con partes meteorológicos que nos facilitan Maika y Chavi de www.nauticocean.com, a los cuales no podemos mas que agradecer su incondicional apoyo como compañeros.


La vela mayor y la vela génova, fueron nuestro principal motor durante todo el viaje.

Ambas velas son nuevas, y están recién instaladas justo antes de zarpar desde Tenerife, por lo que esta singladura supone un estreno de lujo!!!. Las velas las llevábamos estibadas a bordo como oro en paño desde que zarpamos en Diciembre desde Valencia, y estaban esperando este gran momento de estreno. Ambas fueron confeccionadas a conciencia en la velería CONCEPT SAILS, que Walter Alexis Besterios regenta en Pinedo (Valencia), al cual agradecemos infinitamente su apoyo, asesoramiento y dedicación, mas allá de lo que su profesión le compromete, pues su figura ha sido fundamental en este proyecto, desde el primer momento hace ya mas de cuatro años.

Cabe resaltar que las guardias nocturnas en esta travesía fueron totalmente mágicas!!! El cielo estaba totalmente despejado, la luna se estrenaba creciente y el mismo se mostraba tan repleto de estrellas, que no había otra sensación mas que la de que íbamos navegando por el espacio mas que por el Atlántico... mirase por donde se mirase había cientos de ellas, era espectacular... y no digamos ya la cantidad de estrellas fugaces que los tres pudimos ver constantemente... todo un lujo que recordaremos siempre!!!


Aunque esta vez Eólo no nos estaba dando ningún quebradero de cabeza, sino mas bien estaba siendo generoso con unas condiciones de navegación inmejorables, poco a poco iban surgiendo las típicas incidencias que todo barco sufre a bordo en este tipo de travesías, las cuales MA ya había sufrido en su anterior cruce del Atlántico y que coincidían también con los relatos de otros compañeros que ya habían realizado este viaje en anteriores ocasiones.

El martes 23, dos días después de haber zarpado desde Tenerife, arrancamos el motor para recargar un poco las baterías del barco, y este al rato se apaga. MA lo revisa y detecta el problema, entonces intenta arreglarlo durante los próximos días sin éxito, pues es necesaria una pieza que hasta que no lleguemos a Cabo Verde no podremos reponer.


El miércoles 24 al mediodía, una ola rompiente por la aleta de babor cae sobre nuestra bañera, hecho que al principio nos trajo emoción y mas animación a la fiesta, pero enseguida nos dimos cuenta de que a pesar de que teníamos todas las escotillas cerradas e incluso la de acceso al interior del barco, la del camarote de popa estribor la habíamos dejado provisionalmente abierta como ventilación, entonces encontramos todo lo que había en su interior empapado por la ola, y a pesar de que lo secamos y limpiamos todo lo que pudimos, decidimos hacer un traslado de los aposentos de MA y Mónica a otro camarote hasta nuestra llegada a Cabo Verde, allí lo terminaríamos de organizar.


Al rato el piloto automático deja de funcionar. MA desmonta la unidad de control del mismo, situada en cubierta, y ve que es debido al agua que le ha entrado con la ola rompiente, entonces lo consigue limpiar y reparar después de varias horas. Durante aquellas, tenemos que tirar de pilotos humanos, con sus reemplazos. Estos se alegran mucho de la visita de una cantidad inmensa de delfines en libertad que jugaba con nuestra roda cortando el mar, todo un regalo de la naturaleza!!!


Al día siguiente, Jueves 25 de Enero según está amaneciendo, nos damos cuenta de que llevamos arrastrando por popa un cabo que debimos coger a lo largo de la noche. No es de buen desayunar amanecerse para un marino con esa imagen, sabiendo además que va a tener que meterse en el agua y... no desayunar!. Empezamos entonces a preparar todo un dispositivo que nos permitiera deshaceros de él de la manera mas conservadora posible. Primero paramos el barco con 20 nudos de viento y olas de 4 metros, acuartelando la vela y metiendo el timón a babor. El barco queda frenado en seco, al pairo, entre las enormes olas, la corredera marca 0,5 o 0,7 nudos no mas. Es como poner el freno de mano. MA se tira al agua con el equipo de buceo, navaja en la boca cual pirata, y enganchado con las líneas de vida al barco... no es fácil, pues el barco da muchos pantocazos y hay que tener cuidado de no recibir un golpe desafortunado con la cabeza en la popa lanzada. Esperando que el agua estuviera bastante fría, nada mas lejos de la realidad... se esta mejor que fuera, como se suele decir, y según nuestra sonda, marca exactamente 24,2º. También, antes de tirarse, se revisa que no tenga ninguna herida sangrante... por aquello de esos escualos que son capaces de detectar a mas de 100 kms de distancia la sangre...!!!

MA bucea el barco y ve que el cabo no esta muy enredado, por lo que decidimos probar a mover a mano la hélice por dentro en la bocina, mientras que MA desde el agua tira de un extremo del cabo y... bingo!!, se libera. Al recoger el cabo, vemos que se trata de un "cabo verde", curiosamente como nuestro destino. Esta lleno de percebes, y decidimos no volverlo a tirar, por aquello del Karma-marino, que no se vuelva a tropezar otro navegante con esta incomoda "remona". Seguramente al llegar a Mindelo, hubiéramos arrancado el motor, engranado la hélice, y pump!, cabo trabado, motor que se cala y que no puede arrancar, y en el peor momento, con la costa o puerto a sotavento y a pocas millas... Esta echo reforzó nuestro nauticonsejo de que cuando se lleve una travesía larga, antes de arrancar el motor tras muchos días navegando solo a vela, hay que revisar que no se lleva un "currican" que tu no echaste por la popa.


Dicen que Dios aprieta pero no ahoga... bueno pues ese día creemos que nos apretó un poco mas de la cuenta. Cuando aun no nos habíamos recuperado de la anterior jugarreta, ese mismo día y por la tarde, de repente el piloto vuelve fallar esta vez sin causa aparente, y mientras MA está mirándolo, Mónica esta al timón y detecta que hay un tramo en el que al tacto al timonear, a penas se tiene gobierno, entonces enseguida la reparación del piloto automático queda en un segundo plano e inmediatamente MA se pone con ello y ve que una polea del sistema de guardines que se había salido, ya que su eje se había soltado. Seguramente, fue debido a que en el varadero, al montar la pala del timón, habían apretado mas de lo debido los guardines. MA de nuevo lo soluciona.


Parece bastante normal en esto de la náutica que te arreglen una cosa y te estropean otra. No es puntual, es un fenómeno que pasa demasiadas veces, para desesperación de cualquier armador


Al volver a instalar el piloto automático, enseguida empezó a funcionar a la perfección, por lo que dedujimos que volvió a fallar debido a la avería que teníamos en el timón, motivo por el cual este no podía trabajar correctamente.


Al medio día del Viernes 26 de Enero, ya estábamos a tan sólo a 60 millas de nuestro destino, Mindelo, en Cabo Verde, por lo que decidimos recoger vela, echar el freno y no ir tan rápido, queremos llegar con la luz del día.

El Sábado 27 de Enero de madrugada, amanece nublado después de todos estos días con un resplandeciente sol. Estamos a un par de millas de la bahía de Mindelo, y mientras amanece, repasamos el protocolo a seguir en nuestro fondeo. Por lo anteriormente comentado, recordemos, que vamos sin motor y deberemos de hacer toda la operación a vela y con vientos de mas de 25 nudos. Entramos por el canal entre la Isla de San Vicente y su Isla hermana del norte, describiendo una espiral que deja a nuestro babor y por el sur la Ilha de las Aves, y que a modo de monolito de bienvenida, indica la entrada a la rada de Mindelo. Según estamos entrando en la bahía, empezamos a sortear el tráfico saliente y entrante de barcos sin problema, y llegando al fondeadero, realizamos un reconocimiento de la zona que toda nuestra capacidad de maniobra nos permite. Nuestra primera impresión es que entramos a un puerto fantasma, pues esta lleno de barcos abandonados. Lo avisaba en la carta, pero no pensábamos que serían tantos ni tan grandes: Si entras aquí de noche estas muerto!!!. El primero de los fósiles es bastante grande y se encuentra a la entrada... diríamos que mas de 120 metros de eslora y podrían ser mas de 6000 toneladas. Flota anclado y abandonado, con escalas en un costado, como invitando a explorarlo. Luego mas adentro de la bahía, parece que haya habido guerra: barcos varados, otros escorados, alguno semihundido y otro recostado en el fondo, asomando su costado de babor. Así y de este modo empezamos una regata usando como boyas barcos vivos y muertos, tratando de aproximarnos a algún punto de fondeo idóneo. Después de realizar innumerables slaloms jugando con nuestro nuevo génova, entre los barcos ya fondeados, y los otros, fondeados para siempre, elegimos un lugar apartado, con poca profundidad. Quitamos lo poco de genova que llevábamos, soltamos el ancla y largamos 50 metros de cadena. Gracias a los 20-25 nudos que soplan, no hace falta "dar una palada para atrás", como se suele hacer, para que nos quedemos bien clavados. Por suerte el sustrato del fondo es bueno... entendemos que estos barcos fantasma que llevaran años anclados aquí, no han podido garrear por casualidad.

Acto seguido de acabar la maniobra, caímos los tres rendidos, tras todo este trajín, como se suele decir: "Y ahora, disculpen que me voy a desmayar",


Son entonces las 9:20h de la mañana, después de haber navegado 810NM, durante 6 días exactos.



Todo aquel que ha cruzado el Atlántico, realizado singladuras similares, o que sin haberlo hecho tiene una ligera idea de lo que se trata, y que navega mas allá de los Domingos por la costa en pleno verano, sabe que todo lo que nos ocurre y que contamos aquí es lo normal cuando se navega de verdad, que la marina es así de dura, y que todo aquel que lo hace tiene incidencias, unos mas y otros menos, pero siempre acaban surgiendo problemas, y no por que no se haga correctamente, sino porque el ambiente marino hace que todo se estropee antes e incluso con un buen mantenimiento. Entonces lo importante no es salir de puerto con un barco perfecto, por que no los hay, todos tienen sus problemas. Lo importante entonces es que el capitán y la tripulación, sepan solucionar cualquiera de ellos in-itinere, cualquier imprevisto que pueda surgir, tal y como hacemos nosotros y como hace la mayoría de la gente que navega en serio, porque en medio de un océano no podrás llamar a tu velero o a tu mecánico, ni hay estaciones de servicio ni postes de SOS. Decimos esto porque sabemos que muchos de los que nos leéis y seguís, no tenéis este conocimiento y que es posible que creemos temor relatando situaciones que son de lo mas normales en este ámbito.

Además, muchos sabéis que llevamos trabajando con mucha ilusión en este proyecto de dar la vuelta al mundo intensamente y a diario desde hace mas de 4 años, y que aunque el cruce del Atlántico finalmente lo hemos realizado solo con un tripulante a bordo, este es nuestro sueño y lo haremos igualmente, por lo que estaremos encantados de compartir las futuras travesías por el Caribe, y las que vengan con todo aquel que quiera unirse y venir a disfrutar de unas maravillosas vacaciones, descubriendo además lugares increíbles. Solos a bordo o con vosotros, siempre seguiremos hacia el Oeste... os esperamos!!!


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